Aún no puedo decidir cual de las dos empresas me ha defraudado más y creo que para muchos ese dilema aún persiste.
En su momento le abrimos las puertas de nuestros hogares a Utilísima. Nos sedujo con sus variados encantos y cuando estábamos habituados a sus cualidades se transfirió a otras manos que de a poco fueron cambiando la personalidad de la señal nacional, además de dar vida a una copia no tan feliz ni acertada como la original y proyectada para otras regiones. La defraudación sigue con incorporaciones y alejamientos, constantes repeticiones y falta de ideas que no son de agrado de los seguidores.
Qué decir de Directv. Nos arrebató el canal que tenía continuidad en nuestro país e instaló la sombría versión ya mencionada. Respondió a los infinitos reclamos con la obstinada permanencia de la misma, arrogándose recientemente el hecho de haber aplacado nuestra angustia con un feed del cual solamente es intermediario.
Tal vez las dos nos decepcionaron.
Una tiene el derecho de hacer lo que quiera con su programación pero con el compromiso de agradar y atraer a la audiencia a fin de lograr aceptación.
La otra tendría que cuidar a sus abonados, respetarlos evaluando la situación de los mismos; escuchar, justipreciar que lo solicitado no es ni irrealizable ni inadecuado.
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